Tendencias de la nube para los próximos doce meses
Los entornos híbridos, la integración de herramientas inteligentes o el 'edge computing' marcarán los movimientos en 'cloud' para 2020.

Uno de los fenómenos que ha marcado la última década en infraestructura y sistemas ha sido el auge del cloud computing. La nube se ha consolidado en estos últimos diez años como la vía para agilizar el desarrollo de la TI de forma sencilla; facilita la adaptación y la escalabilidad sin necesidad de grandes despliegues, contribuye a eliminar el modelo en silos y reduce la dependencia de los espacios físicos.
Sin embargo, la nube no es un modelo estático sino que se trata de una tendencia en evolución, que integra e involucra a otros fenómenos tecnológicos. Siguiendo los movimientos del sector en los últimos meses se pueden establecer una serie de previsiones de cómo se moverá la nube de cara a 2020.
Se acentuará el paso a modelos híbridos, en los que la nube pública ganará peso. En los últimos años, a medida que la tecnología cloud se volvía más común, se ha visto una tendencia hacia la adopción de TI híbrida, que reparte las cargas de trabajo entre sistemas en la nube y entornos on-premise, de modo que se pueda localizar las aplicaciones y contenidos según su carácter, si son críticos o sensibles. En las infraestructuras tradicionales, la parte local es mayoritaria; sin embargo, en los próximos años este reparto cambiará.
Así se comprueba en un informe de McKinsey de agosto de 2019, realizado a través de entrevistas con líderes tecnológicos de 52 compañías. En él se calcula la evolución en los porcentajes de distribución de las cargas de trabajo. Si en 2019 un 49% de estas aplicaciones se situaban en local, un 26% en nube pública y un 25% en privada, para 2022 la única que mantendrá valores similares será esta última, que perderá dos puntos porcentuales. Mediante las estimaciones de los participantes, se calcula que en dos años más de la mitad de las cargas de trabajo se habrán pasado a entornos públicos (un 52%), mientras que el porcentaje on-premise se reducirá al 25%. Por tanto, 2020 será un año de transición, en el que se verá el movimiento de las cargas de trabajo de local a público.
Tomarán impulso nuevos estándares de comunicación, que afectarán a la infraestructura. 2019 ha sido el año en el que se ha comenzado el despliegue comercial del 5G y se espera que su difusión se popularice en los próximos meses. El Wi-Fi 6, en cambio, vivirá una implementación más gradual. En cualquier caso, los dos sistemas prometen un mayor ancho de banda, menor latencia y más velocidad. La TI evolucionará para dar respuesta a estas necesidades. Fujitsu, por ejemplo, acaba de lanzar una línea de servidores habilitados para el 5G.
Otras tendencias se verán impactadas. Además de por las propias capacidades de red, la aparición y popularización de 5G y Wi-Fi 6 tiene un efecto directo en el tráfico y el volumen de datos. Las empresas tendrán la oportunidad de captar más información y lo harán de manera más ágil, pero para hacerlo y para procesarla correctamente necesitan el apoyo de herramientas de automatización, inteligencia artificial y machine learning, como explica el analista de Futurum Research, Daniel Newman, en un artículo en la revista Forbes. Empresas como Microsoft ofrecen IA integrada en sus sistemas de nube y cuentan con alianzas con proveedores de TI, como Fujitsu, que serán de utilidad en la transición a este nuevo modelo.
Adiós a la centralización. Las nuevas redes y la multiplicación de dispositivos asociada al Internet de las Cosas favorecerá nuevas formas de procesamiento como el edge computing. Las previsiones apuntan a que el mercado cloud de servicios en el extremo podría crecer hasta un 50% en 2020.